lunes, 3 de diciembre de 2007

NANCY


HISTORIA DE LA MUÑECA NANCY

Nancy recoge el testigo de Mariquita Pérez, Maricela y Cayetana, y desde su nacimiento atesora el prestigio de ser considerada la primera muñeca para todos los bolsillos de España. En 1969 salen a la venta sus primeros complementos y en 1973, ya surtida de un ropero muy completo, se crea su mítico armario de madera, y se inaugurá con ello la trayectoria de enriquecer las creaciones con elementos complementarios a la idea del producto principal. Año a año aumenta su mobiliario y equipaje de viaje, y no tardará en acompañarla su hermana Lesly. Entre 1978-1980, Nancy manda en la fabricación y las ventas de Famosa. Mientras en el mundo de la juguetería la vida de un producto ronda los tres años, ella cumplía en 1977 una década de demanda activa. Es su mejor momento. Para celebrar este acontecimiento, Famosa sortea un Ford Fiesta entre todos sus clientes. El premio se lo lleva Mariano Val Quilis, un pequeño comerciante de Jaca. Poco después, las mentes pensantes de Onil fabrican un hermano para su estrella –no novio–, en el intento de robustecer su existencia en el mercado y al estilo de su competidora Barbie, que tiene a Ken. Se le llamó Lucas, pero nunca alcanzó la simpatía de los compradores. En 1989 se lanza una gran colección con 68 trajes al estilo de las grandes modelos. Tardaría aún siete años en abandonar las estanterías de las jugueterías para luego volver con brío en 2000 y encontrar, de nuevo, su sitio en el mercado.


A sus 35 años, Nancy es una superviviente que, como el ave fénix, renace de sus cenizas. A alguno puede recordarle a una de esas actrices de Hollywood que disfrutaron de una época dorada, en su caso los 70 y los 80, y que desaparecieron cuando una chica más guapa, más delgada y sin arrugas apareció por el plató. La competencia llegó del otro lado del Atlántico y se llamaba Barbie. Ella, con sus maneras de jovencita perfecta, le arrebató el amor de las niñas españolas. La muñeca de Famosa no se amilanó, por eso hoy, de nuevo, es compañera inseparable de casi un millón de niñas. Y es que Nancy inspira sensaciones diferentes, únicas. Viene directamente desde un pasado que se prolonga más que nunca, de un imaginario colectivo que día a día se echa más de menos y, como muchos son conscientes de ello, se van a encargar de que no desaparezca del mercado. El pueblo de Onil huele a plástico, igual que cuando se abre la caja de un juguete nuevo. Esta localidad alicantina de la comarca de l’Alcoia suele quedar escondida entre las brumas que merodean por las montañas. Desde hace seis décadas, cerca del 80% de sus 6.800 habitantes salen de casa al amanecer para entrar a trabajar en alguna de las tres naves industriales donde, 12 meses al año, entre toque y toque de sirena, los deseos de miles de niños, y no tan niños, desfilan sin cesar por despachos y cadenas de montaje. Si se pregunta en la fábrica, nadie recuerda de dónde salió el rimbombante apelativo de Nancy y mucho menos algo de su historia personal, porque ella también la tiene, como cualquier personaje del imaginario nacional. No se conservan documentos ni archivos y, que se sepa, ninguna de las nacidas en el pueblo recibió su sugerente nombre, como ocurrió con tantos culebrones, tras su paso por la pila bautismal. Detrás del cartón de una antigua foto, a plumilla, se consiguen rescatar las primeras referencias históricas, casi prehistóricas, de la muñeca. “Pierina-1959. Gran creación de Famosa en segunda temporada de 1959. Por su mayor belleza y precio asequible (debido al sistema de fabricación por soplado) consigue superar el éxito alcanzado por Guendalina, agotándose todas las existencias del mercado nacional de esta clase en la temporada de Reyes, viéndonos en la imposibilidad de atender todas las demandas”. Parece ser que las ventas insuficientes hicieron que Pierina enterrara a su antecesora Guendalina, algo que después haría Nancy con ella. Para ello, el diseñador juguetero Tino Juan trabajaría sobre su predecesora de 56 centímetros y esculpiría su nuevo cuerpo completamente articulado para el proyecto Nancy. Ella finalmente sólo alcanzaría los 42 cm de alto y se caracterizaría por una melena mucho más larga. Corría el año 67. Había nacido una estrella. La muñeca estandarte de Fábrica de Muñecas de Onil S.A. sale al mercado un año después. Se la protege con un estuche, cuidado al detalle, forrado como el trono de una reina, pero las ventas no resultan boyantes. Se reduce el tamaño del envoltorio y las cuentas salen. En 1970 se vende en el mismo formato para el mercado nacional y extranjero y sobre la ancha frente de Nancy aparece grabada a fuego la palabra éxito. Esta década le trae suerte. Vende un millón de unidades anuales y proliferan el vestuario, los complementos y los conjuntos. Su secreto: accesible a todo los bolsillos. Reina de las jugueterías. A pesar de su corta estatura se convierte en un referente de la realidad social que bulle. Desde Onil, sus creadores están atentos a los cambios y tendencias de un país que se despereza en la democracia. Uno de los catálogos de promoción de la época reza: “Nancy es una chica moderna, que trabaja, tiene una cara preciosa y unos cabellos que permiten todo tipo de peinados, un ropero lleno de modelos para todas las ocasiones, su dormitorio, sus maletas, sus postizos, sus bolsos... Una muñeca con la que jugar a cómo te gustaría ser de mayor”. Pasaría de esta época dorada, que incluyó los chirriantes 80, al frenazo en seco en los 90. Un día de 1996, Nancy da un portazo a uno de sus armarios y la pintura se agrieta. Se lanza contra la cama y se cubre la cara con la almohada. Quiere dormir, descansar. No tiene la más mínima intención de hacer ninguna declaración respecto a la americana finita, estilizada. Le duele que los focos iluminen a Barbie en los escaparates, que salga en la televisión. Que le hagan más caso. Se da la vuelta y reposa durante cuatro años. Famosa cree en su sex appeal y carácter, aunque considera que es el momento de que se tome un respiro. Había logrado vender un millón de muñecas anuales entre 1968 y 1993, pero los tres ejercicios siguientes las ventas caen hasta las 400.000. En un cambio de estrategia deciden que seguirá a la venta, pero será más pequeña, de 29 centímetros, con menos curvas. Se convertirá en la Nancy Maniquí, barrerá en jugueterías con 600.000 unidades al año y se será objeto de deseo de diseñadores, como Agatha Ruiz de la Prada, que harán su vestuario. Cuatro años más tarde, el timbre despierta a la Nancy de siempre. El cartero arrastra sacos con cartas en las que miles de seguidores le piden su regreso. Se acicala y descuelga el teléfono para avisar de que volverá. “Es cierto que recibíamos un aluvión de correspondencia, faxes, telegramas y mails de mujeres y hombres que nos preguntaban por su muñeca de toda la vida, y en 2000 decidimos relanzarla como Nancy Colección. Los materiales son idénticos; cada año sacamos seis modelos nuevos con vestuario tanto basado en los diseños originales, como en la moda de los 60 y 70”, explica Rosella Ferri, responsable de comunicación de Famosa. Así llegaron otra vez a las estanterías de las jugueterías la Nancy japonesa, la africana o caribeña y sus clásicos complementos. Su mejor publicidad es no hacer publicidad. “No la necesita, tiene suficiente tirón por sí sola y ahora su compradora suele ser la mujer y madre que jugaba con Nancy de pequeña que, o la quiere para su armario, o se la regala a sus hijas”, dice Ferri. La Maniquí manda en las ventas, pero la de siempre ha conseguido algo menos de una tercera parte de las ventas totales, 720.000 unidades. Renacer. Soplan nuevos vientos. Nancy Colección mantiene las carnes firmes y sus medidas siguen siendo perfectas. Cadera 21; cintura 16’5; pecho 21. Ha tenido el honor de ser la primera muñeca que ocupa la portada a color de la publicación Juguetes y juegos de España, biblia del gremio. Se balancea por la Red como por el salón de su hogar. En páginas web como nancy-models se habla de ella como objeto de culto y descubren al internauta casi 90.000 referencias relacionadas con la muñeca y su universo. Curiosamente, hoy la competencia le llega de la propia fábrica, sus formas y ropajes no llegan a las más jóvenes. Famosa ha creado a Las Tops, porque ella no entiende de vaqueros desteñidos y rajados, calcomanías en el ombligo o de esas camisetitas que se levantan con cualquier movimiento que tanto gustan a las niñas de ahora. Nancy las acaba de conocer y se pregunta: “¿Por qué las llamarán Las Tops, si la top soy yo?”.

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